La cuenta atrás hasta desembocar en el 20 de noviembre ha dado comienzo con el debate entre Rajoy y Rubalcaba y los diferentes partidos se movilizan en busca del voto. Según las encuestas, cerca de tres millones de indecisos no tienen claro lo que van a hacer el 20N. Por ese motivo, sobre todo el partido socialista, siembra de actos cada rincón de la provincia de Huelva. Entre otras razones porque los indicios apuntan a que son los socialistas desencantados los que buscan un acto de fe para seguir creyendo.
A estas, el Partido Popular se mantiene en su línea de no dañar su propio granero de votos en el sentido de que es complicado que los votantes de izquierdas se postulen en la otra acera. Por ese motivo, el discurso de Rajoy estuvo en lo comedido, intentando no perder lo que ya tiene ganado sin mover una ceja.
De esta manera, las elecciones del 20 de noviembre se presentan con más expectación que nunca. Está en juego el futuro de España, sumida en una crisis galopante que llama a la finura máxima para el partido que gobierne. El camino se siembra de promesas, como cada cita con las urnas. Otra cosa será después la cruda realidad. El espectáculo político está servido. Y la ciudadanía tendrá la última palabra.
