Llegados a este punto sólo queda ponerse de pie y hacer la reverencia. El San Roque se quedó a las puertas de la gloria más grande jamás contada.
Pero eso no puede restar mérito al trabajo y la trayectoria. Es fundamental reconocer un camino que se ha llenado de flores por los cuatro puntos cardinales. Así lo han hecho los rivales y entrenadores contrarios, las aficiones de otros lugares.
Es la despedida de la Liga y el San Roque se mide al Ceuta, un rival de nuevo cuño que ha alimentado rivalidad en apenas dos temporadas. Es bueno que el campo se caliente. Pero no más que en otras citas. Hay quien confunde parámetros y es mejor dejar las cuestiones claras. El conjunto ceutí tiene que ser recibido como uno más. Donde hay que meterle el repaso es en el campo, a base de fútbol y goles.
Ellos comparecen presionados por la Copa y el San Roque tiene que saltar al campo a disfrutar, a poner la guinda a una temporada extraordinaria. De esta manera, el público, que llenará el Municipal, debe ser partícipe de la fiesta, sin mirar para ningún lado que no sea fijar el pensamiento en su equipo, que necesita calor y reconocimiento.
El fútbol le debe una al equipo de Lobera. El consuelo es la imagen desparramada por todos los escenarios de Segunda B. Si algo bueno tiene el fútbol es que te concede revancha. Así que habrá que armarse de ilusiones de cara al futuro.
