El empate a cero del San Roque ante el Sporting Villanueva, un rival de medio pelo con un fútbol del planeta de los Simios, deja varias lecturas y ninguna de ellas positivas. Al conjunto de Tevenet le faltó imaginación por todas partes, nunca supo qué hacer con el partido ni con el rival y, por lo tanto, la decepción cubrió por completo el escenario, con la afición desencantada con su equipo porque esperaba otra cosa bien distinta después del triunfo en Ceuta.
El gran héroe del partido fue curiosamente uno que no estuvo, Jesús Rubio. Sin el centrocampista al San Roque se le apaga peligrosamente la luz. Además, a la ausencia de Rubio hubo que añadir la lesión de Urko Arroyo, que se tuvo que retirar a la media hora y es duda para Sevilla.
El caso es que el San Roque fue más rudimentario que su oponente, que ya tiene delito, y se estrelló una y otra vez contra su propia impotencia. Los centrales fueron los encargados de meter los balones al área contraria, con el centro del campo en Babilonia y con Berrocal desesperado en la punta del ataque. Al final, empate como mal menor, porque el Sporting Villanueva, fue el que tuvo las dos mejores ocasiones en la segunda parte, por lo que el descosido pudo ser más acusado. De esta forma, el conjunto lepero desperdició una gran oportunidad para instarse entre los cuatro primeros de la tabla, algo anecdótico a estas alturas, porque lo importante son las sensaciones, y esta vez fueron penosas.
