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La char(39)cacachar(39) de la vaca char(39)Campanerachar(39) dio un premio de 6 mil euros

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En 1961, Piero Manzoni llenó 90 latas de metal con sus excrementos, les puso un cartel con las palabras "Mierda de Artista" y algunas llegaron a costar 124.000 euros, todo un preludio de lo que otra artista, llamada "Campanera" ha conseguido esta madrugada en la localidad onubense de Cartaya.

Casi 52 años después de la idea de Manzoni, otros excrementos, los de la vaca "Campanera", le han dado a una persona, todavía no hecha pública, la cantidad de 6.000 euros, gracias a que su aparato digestivo ha completado su proceso natural, aunque este ha sido un proceso lucrativo.

La idea la ha puesto en práctica la Hermandad del Rocío de la localidad, que hace meses empezó a maquinar la forma de conseguir fondos para su carreta, con la que ir oficialmente de romería, y para ello ideó juntar un terreno, una vaca de media tonelada y 6.800 parcelas de medio metro cuadrado.

La fórmula es muy sencilla: cada parcela se vendió en papeletas al precio de 2,50 euros, y cuando se completó entró en liza un topógrafo, que con tecnología satélite marcó digitalmente todo el terreno que ha recorrido el rumiante en cuestión.

El proceso se inició a las 20:00 horas de ayer sábado, cuando la vaca fue soltada en mitad del terreno, con el fin de que se familiarizase con él, y diese sus primeros paseos.

El reglamento del concurso marcaba que solo una señal acústica, que se emitió a las doce de la noche, indicaría desde cuando serían válidos los excrementos de "Campanera", que, como si conociese las normas del concurso, mantuvo su digestión "relajada" durante las cuatro primeras horas.

A partir de las doce de la noche, la situación fue cambiando, aunque en función de la gente que se acercaba a la vaca, algo asustada en ocasiones ante el cambio de vida que experimentaba respecto a su tranquila existencia en la finca donde vive en la vecina Ayamonte.

Toda la escena recordaba a la que se vive cada 2 de febrero desde 1887 en Punxsutawney (Estados Unidos), donde todo el pueblo espera desde la madrugada que, ese día, una marmota pronostique con su sombra la duración del resto del invierno.

Así que "Campanera", como la marmota americana, se lo tomaba con calma, como si estuviese compinchada con la Hermandad para que la noche se alargase todo lo posible, y ello provocase un movimiento de gente en torno a las barras que hiciesen más rentable aún la cita, y así ha pasado parte de la noche, con, incluso, largos ratos de descanso en el suelo sin intención de moverse, sobre todo entre las 2:30 y media y las 3:00.

Mientras, directivos de la Hermandad revisaban el terreno de vez en cuando, para que ningún excremento quedase fuera de la vista de los jueces, sin que hubiese resultado positivo en las primeras ocho horas de fiesta.

Pero la tranquilidad de la noche cambió poco después, justo cuando terminaban algunos boletines radiofónicos que conectaban con la localidad y explicaban que todo seguía sin novedad, el recto de "Campanera" se puso a trabajar, y a las 4:06 soltó sobre el suelo cartayero el esperado excremento.

A continuación le tocó el turno de trabajo al topógrafo, se paró la música y 4.000 personas aproximadamente, papeleta en mano, aguantaron la respiración, porque, y esto era lo importante, nadie sabía qué trozo de parcela era el que correspondía a su papeleta, parcela que resultó ser la numerada con el 1.265, lo que se ha hecho público ya a las 5:03 de la madrugada.

Los organizadores esperan que se sepa el nombre cuanto antes, ya que no estaba entre los que ayer aguantaron hasta el final, y podría estar en cualquier parte de España a donde ha viajado un talonario de papeletas de este concurso.

El éxito de la cita ha sobrepasado todo lo esperado por la organización, como ha explicado a Efe la portavoz de la Hermandad, Carmen María Romero, que recuerda que "le hemos puesto de nombre a la cita de este año la primera edición, así que es muy posible que lo repitamos el año que viene".

De hecho, la venta de papeletas ha superado las previsiones, el movimiento en la barra ha sido constante durante más de diez horas, y la mayoría de la gente que ha trabajado hasta casi el amanecer lo ha hecho de forma desinteresada, de modo que el beneficio económico para la Hermandad ha sido mayor del esperado, y su carreta rociera está más cerca, gracias a una vaca que nunca pensó que sus heces se harían tan famosas como las de Piero Manzoni, aunque estas no se han llegado a meter en una lata como recuerdo, al menos…de momento.

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