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El San Roque de Lepe empata a uno ante el Ceuta

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Otra vez en el Alfonso Murube, otra vez en el lugar del crimen de la pasada temporada, aunque en esta ocasión con menor daño colateral. El San Roque de Lepe comenzó el año 2011 tal cual acabó el anterior, pletórico y sin temor a la muerte. Y eso que Ceuta es territorio hostil, casi guerrillero. Pero este equipo no se aflige por nada. Ni tan siquiera por el árbitro. El castellano-manchego Álvarez Pinardo, otra calamidad repleto de mala leche, echó por tierra el trabajo del conjunto de Lobera, pero sin los efectos de la pasada temporada, aunque estuvo a punto de lograrlo.

Sorprendió Lobera con la inclusión de Germán en el lateral en detrimento de Jaume, además de dejar a Óscar en la punta de ataque y a Gabri empotrado en la zurda, lo que lastró a ambos, porque el San Roque, el actual, está diseñado para que Gabri agobie y la segunda línea se muestre. Así la cuestión, el conjunto aurinegro careció de pegada, aunque nunca perdió el dibujo y eso le sostuvo en la primera parte, en la que el Ceuta tuvo dos ocasiones para adelantarse. En una de ellas, Pau Torres demostró porqué es titular en este equipo. El catalán realizó un paradón a quemarropa a Javi Navarro de los que se repiten siete veces.

A pesar del empuje local, sólo unos instantes, el San Roque se marchó inmaculado al descanso y el Ceuta comenzó a sentir en sus carnes la presión del favorito que no puede. Le invadía la impotencia y sobre eso crecía el San Roque, cada vez más a gusto en el partido. Ahí fue cuando entró en escena el colegiado. Lo primero que hizo fue expulsar a Jaume, que había entrado 4 minutos antes sustituyendo a Zou, al interpretar que era el último hombre cuando no lo era y, además, el balón iba al córner. Minuto 62 de partido. Como pueden suponer, la posible calentura del San Roque se pasó a la ebullición local. Empujado por Goikoetxea, alterador del panorama, el Ceuta se subió al cohete y todo lo que hizo lo realizó, a partir de ahí, a mil por hora.

Y justo cuando el San Roque le cogía de nuevo la onda al partido, sacando manos y piernas para taponar grietas, una absurdez con Ekedo dejó al chico fuera de circulación y al banquillo en la descomposición porque le mandaron a perder tiempo estando en la línea y con el asistente a la escucha. El árbitro, con ánimo de guerrear, le mostró la segunda y De Dios se quedó sin entrar en el campo, con el San Roque con nueve y encendiendo velas a todas las vírgenes de la Tierra.

Sólo quedaba rezar. Y cuando era un milagro que el San Roque sobreviviese en la tormenta porque el Ceuta había tocado acoso y defunción del enemigo, una falta lateral ejecutada por Pedro Marques acabó en la red local después de pasar por mil piernas y la atónita mirada del portero. Minuto 87 de partido. Era el milagro de la no desesperanza, de la fe, de la solidaridad. Otra vez el San Roque reclamando la mirada y atención del mundo entero. Otra vez poniendo patas arriba un escenario inexpugnable. Entre medias y hasta que empató el Ceuta, tres minutos después, pareció eterno porque los malos modos de algunos integrantes del conjuntó ceutí alteró todo el escenario. Fue curioso escuchar a Goikoetxea en la rueda de prensa como si él no hubiera tenido nada que ver. Tiró la cerilla y luego se escondió en lo que quedaba de monte.

El árbitro, que había perdonado la expulsó a Loe y perjudicó al San Roque con Jauma y pudo haber la vista gorda con Ekedo, enredó más el asunto cuando le tiraron de todo a Pau Torres, alguna piedra y latas de todas la marcas incluidas las que llevan alcohol, y obligó al portero a lanzar el balón fuera. Luego, claro está, el Ceuta no tuvo la deferencia y ahí nació el gol del empate. Para consuelo decir que dio la impresión que lo hubieran conseguido por lo civil o por lo criminal. Luego, en el túnel de vestuarios, ocurrió de todo, desde insultos a agresiones. Así se escribió la historia, con el San Roque de Superman y con la impresión de que el Murube es tierra maldita. Esta vez sin daños colaterales severos. El empate a uno lo limpia casi todo. Pero Lobera tendrá que hacer encaje de bolillos para medir altura con el Melilla, ya que no tendrá a Jaume ni tampoco a Ekedo

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Sorprendió Lobera con la inclusión de Germán en el lateral en detrimento de Jaume, además de dejar a Óscar en la punta de ataque y a Gabri empotrado en la zurda, lo que lastró a ambos, porque el San Roque, el actual, está diseñado para que Gabri agobie y la segunda línea se muestre. Así la cuestión, el conjunto aurinegro careció de pegada, aunque nunca perdió el dibujo y eso le sostuvo en la primera parte, en la que el Ceuta tuvo dos ocasiones para adelantarse. En una de ellas, Pau Torres demostró porqué es titular en este equipo. El catalán realizó un paradón a quemarropa a Javi Navarro de los que se repiten siete veces.

A pesar del empuje local, sólo unos instantes, el San Roque se marchó inmaculado al descanso y el Ceuta comenzó a sentir en sus carnes la presión del favorito que no puede. Le invadía la impotencia y sobre eso crecía el San Roque, cada vez más a gusto en el partido. Ahí fue cuando entró en escena el colegiado. Lo primero que hizo fue expulsar a Jaume, que había entrado 4 minutos antes sustituyendo a Zou, al interpretar que era el último hombre cuando no lo era y, además, el balón iba al córner. Minuto 62 de partido. Como pueden suponer, la posible calentura del San Roque se pasó a la ebullición local. Empujado por Goikoetxea, alterador del panorama, el Ceuta se subió al cohete y todo lo que hizo lo realizó, a partir de ahí, a mil por hora.

Y justo cuando el San Roque le cogía de nuevo la onda al partido, sacando manos y piernas para taponar grietas, una absurdez con Ekedo dejó al chico fuera de circulación y al banquillo en la descomposición porque le mandaron a perder tiempo estando en la línea y con el asistente a la escucha. El árbitro, con ánimo de guerrear, le mostró la segunda y De Dios se quedó sin entrar en el campo, con el San Roque con nueve y encendiendo velas a todas las vírgenes de la Tierra.

Sólo quedaba rezar. Y cuando era un milagro que el San Roque sobreviviese en la tormenta porque el Ceuta había tocado acoso y defunción del enemigo, una falta lateral ejecutada por Pedro Marques acabó en la red local después de pasar por mil piernas y la atónita mirada del portero. Minuto 87 de partido. Era el milagro de la no desesperanza, de la fe, de la solidaridad. Otra vez el San Roque reclamando la mirada y atención del mundo entero. Otra vez poniendo patas arriba un escenario inexpugnable. Entre medias y hasta que empató el Ceuta, tres minutos después, pareció eterno porque los malos modos de algunos integrantes del conjuntó ceutí alteró todo el escenario. Fue curioso escuchar a Goikoetxea en la rueda de prensa como si él no hubiera tenido nada que ver. Tiró la cerilla y luego se escondió en lo que quedaba de monte.

El árbitro, que había perdonado la expulsó a Loe y perjudicó al San Roque con Jauma y pudo haber la vista gorda con Ekedo, enredó más el asunto cuando le tiraron de todo a Pau Torres, alguna piedra y latas de todas la marcas incluidas las que llevan alcohol, y obligó al portero a lanzar el balón fuera. Luego, claro está, el Ceuta no tuvo la deferencia y ahí nació el gol del empate. Para consuelo decir que dio la impresión que lo hubieran conseguido por lo civil o por lo criminal. Luego, en el túnel de vestuarios, ocurrió de todo, desde insultos a agresiones. Así se escribió la historia, con el San Roque de Superman y con la impresión de que el Murube es tierra maldita. Esta vez sin daños colaterales severos. El empate a uno lo limpia casi todo. Pero Lobera tendrá que hacer encaje de bolillos para medir altura con el Melilla, ya que no tendrá a Jaume ni tampoco a Ekedo

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