La consternación se ha extendido este martes a lo largo de la geografía onubense por la pérdida de Laura Luelmo y, en especial, después de saberse que su muerte, según los primeros indicios, fue violenta.
Tanto El Campillo como Nerva, localidades en las que vivía y ejercía como profesora la joven, además de Huelva capital y otros municipios han sido escenario en las últimas horas de concentraciones en las que el dolor podía adivinarse en la cara de quienes se han echado a la calle.
La indignación, en silencio, se ha apoderado de una provincia que pide que no haya que lamentar nuevos asesinatos de mujeres y que exige que todo el peso de la ley caiga sobre el autor de la muerte de la profesora de 26 años de edad, que el único pecado que cometió, si es que se puede decir así, fue ser mujer.
También las banderas ondean a media asta en algunos ayuntamientos y en localidades como la zamorana Villabuena del Puente, de la que es natural la fallecida, se han decretado tres días de luto.
Basta ya es el clamor que hoy se escucha en la provincia de Huelva y cuyo eco se extiende a todo el país.
Ojalá y este tipo de noticias no tuviésemos que darlas nunca más.
