El pueblo de Lepe volvió, un 15 de agosto más, a demostrar el amor incondicional y la devoción que le profesa a su madre, Nuestra Señora de la Bella, en la procesión que marca el día grande de sus Fiestas Patronales.
Una salida procesional por las calles del municipio cargada de tradiciones, como la de llevar billetes de curso legal prendidos del manto de la venerada imagen o las petaladas que, durante el recorrido, se lanzan al paso de la virgen, culminando con la gran petalada a su entrada en el templo.
Pocos minutos pasaban de las diez de la noche cuando la Virgen de la Bella abandonaba una Parroquia de Santo Domingo de Guzmán abarrotada de fieles. Una iglesia donde, desde el pasado día de 7 de agosto, la virgen contempla desde el altar mayor como miles de personas se acercan a visitarla.
La Plaza de España y sus alrededores, testigos de los momentos iniciales de la procesión, era escenario de las primeras lágrimas. Momentos que pasan al recuerdo como el vivido, en esta ocasión, en la escalinata de la Casa Consistorial, donde la Coral y el Coro de la Hermandad de Nuestra Señora de la Bella volvía, un año más, a dedicarle sus mejores cantes.
El recorrido, excepcional por las obras que se llevan a cabo en la céntrica calle Alonso Barba, volvía a estar cargado de emociones y sentimientos. Miradas mágicas las que cada año son compartidas entre la imagen de la Virgen de la Bella y los leperos, gestos que hacen parar el tiempo en este rincón de la costa onubense.
Sin duda, un año que recordarán los vecinos de calles como Encarnación o Isla Cristina que, agraciados con la alteración del recorrido tradicional, han podido disfrutar de la virgen en las puertas de sus hogares, ofreciéndoles la mejor de las estampas para que la procesión luciera con el mismo esplendor de siempre.
Sobre la una de la madrugada, el paso de la virgen exornado con nardos, llegaba a las inmediaciones de su templo acompañado por miles de leperos, de visitantes y de la Banda de la Escuela Municipal de Música que, durante los últimos años, pone la banda sonora a uno de las citas señaladas en el calendario del pueblo de Lepe.
A los pies de la Plaza de España se congregaban de nuevo los fieles para vivir la puja de la vara de la Santísima Virgen de la Bella, un tesoro que ha tenido como rematantes a cincos jóvenes devotos de la madre de los leperos, conocidos amigos del pueblo por su implicación con la Hermandad de la Bella, por un montante de 5.200 euros.
Acto seguido, la Virgen de la Bella entraba definitivamente en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán en medio de una inmensa petalada que cubría de colores el cielo lepero para poner, ahora sí, el broche a uno de los días más grandes de Lepe.
Las Fiestas Patronales de la Bella y San Roque continúan y, este viernes 16 de agosto, será el turno del patrón, que procesionará por las calles del pueblo para poner el punto y final a cuatro días de celebraciones que, un año más, llenan de color y alegría la localidad.
