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Derrota del San Roque de Lepe ante el Puertollano

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Propongamos un ejercicio de fe y así no será tan dolorosa la derrota. El San Roque lo merece y aquí no se acaba el mundo. Este equipo ha dado muestras suficientes de levantamiento. Y recuerdo, para los agoreros, que sigue en posiciones de privilegio pase lo que pase en el resto de la jornada.

Aclarado el asunto sentimental, vayamos con el partido. Dijo Sergio Lobera en rueda de prensa que lo esperaban así. Un choque trabado en grado extremo y con el Puertollano a verlas venir cerrando fronteras. Con lo que no contaba el entrenador era con la pájara inicial de sus muchachos. Apenas si le duró seis minutos. Pero fue suficiente para que el Puertollano se postulase, agarrase la iniciativa y provocase una falta que Encinas enchufó por la escuadra. Minuto seis de partido.

El San Roque, no obstante, se lo tomó con filosofia, suponemos que porque creía en sus fuerzas y en su poder de seducción para voltear el panorama a pesar de lo oscuro que pintó en los albores.

Y a ello se puso el conjunto de Lobera. Armó dibujo, fundamentó las bandas con Cheli por un lado y con Vidal por otro y el acosó se hizo patente en un suspiro, de lo que fue marcar el Puertollano hasta el minuto siguiente, cuando Ormazábal sacó bajo palos un remate de Gabri. Poco después, en el diez de juego, se pidieron manos dentro del área visitante pero el colegiado dijo que a seguir. De ahí se fue el San Roque hasta el minuto 26, otra vez con Ormazábal como protagonista. Y otra vez sacando el balón bajo palos.

Entre medias y hasta el final de la primera parte, acoso pero sin derribo de los aurinegros, con algunos doblándose en esfuerzos, caso de Pereira, y otros en la desaparición, como Óscar y Julio de Dios, con Juame en la peor versión que se le recuerda.

Segundo acto

Lobera, viendo que a su equipo le faltaba fútbol por la ausencia de Alfaro y que De Dios estaba con una cartulina amarilla, le metió músculo al centro del campo con la inclusión de Ekedo, que tuvo el pensamiento en África y las piernas en el limbo. No puede ser que asome jugador y no acabe de expresarlo. Algo tiene en la cabeza el chico que no le deja sonreír del todo.

El entrenador aurinegro, en todo caso, arregló el asunto de la inferioridad en balones divididos. Pero estaba claro que no era el día de los artistas. Porque con el paso de los minutos, y mira que es difícil, acabó por desaparecer Gabri y eso ya era un lastre enorme para el San Roque, que a falta de triangulación, tiró del alma para intentar empatar el partido. Y mira que el Puertollano se lo paso en bandeja. No ha pasado este año por el Municipal un equipo con tan pocos recursos técnicos y, además, cometiendo errores de bulto en defensa, que no aprovecharon ninguno de los de arriba, especialmente Fernando, negado toda la tarde.

Fue todo un cúmulo de despropósitos, hasta el punto que Óscar sacó casi en la raya un disparo de Pereira que buscaba el fondo de la portería visitante. Minuto 74 de partido.

Para entonces, el rival jugaba con diez desde el 56 por expulsión de Ormazábal. El chico lo hizo todo. Salvar dos goles cantados y autoexpulsarse por una acción de listo de Vidal que sacó una falta con él encima.

La recta final fue arrebato puro. Lobera sacó a Marques, se quedó con defensa de tres y ni por esas. Cuando un partido sale atravesado o vomitas o te ahogas. Y al San Roque le ocurrió lo segundo.

Le faltó fútbol, cosa rara en un equipo de Lobera. Pero si tenemos en cuenta que los importantes pasaron desapercibidos, entonces la conclusión está clara: por muy poco que haga el rival, te puede pintar la cara. Así es el fútbol. El Puertollano ha sumado seis puntos ante el San Roque y es el peor rival que ha tenido enfrente este año.

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