El rumbo de los acontecimientos para Isla Cristina y San Roque B obliga al máximo cuando comparece el tramo final de la liga en Primera Andaluza. Ambos están en puestos de descenso y estornudar a partir de ahora es agarrarse una pulmonía de incalculables proporciones. De esta forma, todas las jornadas que restan serán vitales para ambos.
El Isla Cristina se desplaza a Barbate y, aunque el rival no mete miedo porque está bordeando el peligro, el partido es una trampa por el estado anímico de los isleños, tras perder en casa ante el Tharsis. Por eso, es importante la labor psicológica que haya podido hacer el entrenador para recuperar a sus muchachos. Manuel Juan Limón, curtido en mil batallas, tiene capacidad suficiente como para sacar a flote el barco. El problema es la junta directiva isleña ha perdido mucho tiempo en poner parches absurdos que pueden pasar factura.
Un par de triunfos seguidos despejaría el horizonte de nubes. Y en Barbate está la primera ocasión para conseguir la primera.
De la otra parte está el San Roque B, bajo mínimos en efectivos que puede dar con el equipo en Preferente. Hay cosas que no se entienden. Si se apuesta por un proyecto hay que englobarlo todo y da la impresión que los que mandan pasan olímpicamente del filial, cuando la primera intención era la aspiración para subir a Tercera.
No puede hacer más el entrenador con los jugadores que tiene. Sólo cabe trabajar al máximo y meterle a la situación algo de rezos. Le espera el Xerez B, flamenco y con mucho fútbol, por lo que sería una sorpresa que el San Roque B sacara puntos en la Juventud. En cualquier caso, en fútbol todo es posible.
