Pablo Padín no es Freddie Mercury pero, si cierras los ojos cuando canta, puedes creer que estás ante el líder de Queen. Ante un auditorio lleno de incondicionales, la banda argentina ‘Dios salve a la reina’, acompañada por El Liceo de Moguer, demostró que el dicho de ‘lo mejor está por venir’, en música, tal vez no se haga realidad. Al menos a corto plazo. Porque Queen y su música tal vez sean irrepetibles y, desde la muerte de su cantante, nadie ha ocupado su lugar, en un mundo donde la creatividad y la originalidad, ahora, brillan por su ausencia.
El cantante argentino, que ya cantó el año pasado con el coro y orquesta moguereños los éxitos más conocidos de Queen, mejoró anoche la experiencia. Mejor sonido y más seguridad sobre el escenario.
Y eso el público, entregado en todo el concierto, lo notó. Desde la segunda canción, muchos no dudaron en aplaudir en pie a esta banda tributo que concedió dos bises y tuvo que salir otra vez al escenario a agradecer el calor del público, que quería más, y para despedirse definitivamente de la Casa Colón.
Pese a su corta trayectoria, la aventura de El Liceo se ha consolidado como uno de los más atractivos eventos en la aburrida programación cultural del verano onubense. Y el mérito es de muchos que han apostado por hacer realidad este sueño, desde el promotor Álvaro Burgos hasta el director de El Liceo, Iván Macías, entre otros. Enhorabuena.
