El Cristo Resucitado y la Virgen de la Esperanza, frente a frente. Mecidos por costaleros y costaleras, respectivamente, y ante la atenta mirada de feligreses que, resignados, se conformaban con esta hermosa estampa ante la imposibilidad de celebrar la procesión por culpa del mal tiempo.
La Hermandad decidió finalmente, y tras una hora de espera, no llevar a cabo el desfile procesional pero sí sacar a sus titulares a la calle, a las puertas de la ermita de los Remedios.
En las caras de los directivos de la Hermandad y del público asistente en general podía apreciarse la impotencia que se siente después de un año de espera.
“Ellos lo han querido así y el próximo año será”, decía la hermana mayor, Granada Vázquez.
Junto a ella, el alcalde del municipio, Juan Carlos Duarte, mostraba su malestar no solo porque el mal tiempo ha imposibilitado en esta Semana Santa la salida de algunas procesiones o ha recortado el itinerario de otras sino porque, además, la adversidad meteorológica ha repercutido negativamente en el sector de la hostelería de la localidad.
La tradicional luminosidad del domingo de Ramos se ha transformado, en esta ocasión, en una grisácea mañana con la que San Juan ha puesto el broche final a su Semana Mayor.
