El San Roque de Lepe no olvidará fácilmente el nombre de Perdigones Pacheco, el árbitro del partido ante el Betis B, que se tomó como algo personal la cita en alusión ensañadora con el conjunto de Tevenet, que explotó en rueda de prensa.
El caso es que dejó al conjunto lepero con 8 jugadores casi toda la segunda parte y el San Roque cayó por un gol a cero, tanto que marcó Vadillo, la gran estrella verdiblanca, en el 78 de juego, cuando el equipo aurinegro ya pedía socorro en el campo.
La primera parte determinó un San Roque bien plantado, especialmente en defensa, con las ideas claras de lo que quería hacer con el partido, cediéndole por completo la pelota al Betis, pero montando contragolpes fulminantes hasta tener muchas más ocasiones que su rival que apenas se acercó por la portería de José Ramón.
El descalabro comenzó con el inicio de la segunda parte, cuando Lobato vio la segunda amarilla de forma injusta, para a continuación, ser expulsados Rojas y Moscardó en la misma jugada. Es posible que la segunda del central fuera justa. Pero como esas debió ver el Betis al menos cuatro, mientras que con Moscardó, según declara el futbolista, se pasó tres pueblos porque un árbitro de Segunda B tiene que tener más criterio y temple.
Pero lo denigrante llegó al final, cuando el jerezano añadió cinco minutos al partido con el Betis ganando y no saliendo de su área. Ahí le faltó humanidad y le sobró sinvergonzonería. Al final, derrota mínima y daños colaterales para el partido ante la Balona.
El San Roque salió de la ciudad deportiva verdiblanca con la cabeza levantada. Pero con una puñalada en el corazón.
