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El San Roque de lepe no sabe lo que es ganar en tierras murcianas en Liga

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Lobera: “Queríamos la victoria y no pudo ser. Me quedo con una sensación extraña porque creo que hemos estado hipermotivados y eso al final nos ha pasado factura. Lo teníamos todo para sumar los tres puntos y nos ha faltado el último pase para romper a un rival que nos ha sorprendido a balón parado, justo lo que más habíamos ensayado en la semana. Cuando no puedes vencer, no está mal empatar. Pero tenemos que ser conscientes de que para estar arriba hay que seguir por el camino que hemos dibujado. El equipo se ha entregado a tope, pero no nos han salido las cosas como pretendíamos”-

Debe ser una ventaja conocer resultados que te afectan y debe ser importante la cuestión básica de la mentalización para afrontar lo que te toca a tí defender con la cabeza puesta directamente en sacar a relucir la inteligencia que atesoras. Además, implantarse retos es de equipo grande, de no conformista. Y las estadísticas las tenía el San Roque todas en contra, contando la Liga, en los partidos en Murcia. Otra cosa fue la Copa, en el mismo escenario de Lorca. Con todos esos ingredientes saltó al campo el conjunto de Lobera ante un rival en el máximo apuro. Y curiosamente, todos los vientos que tenía a favor por lo expuesto con anterioridad, se le volvieron en contra en un abrir y cerrar de ojos.

A los cuatro minutos de partido, en la jugada más temida por los leperos, el balón parado, por eso se tiraron toda la semana ensayando y por eso jugó de inicio Zou, encajó el 1-0 en medio de la descomposición de dibujo de la zaga y de las manos blandas de Pau. Como pueden suponer, el gol lo descuadró todo, asemejándose el partido en el transcurrir al de Écija, en la última salida del cuadro lepero.
A todo eso había que añadir que el equipo de Lobera no encontraba la grieta por la que meterse. Mucho juego en retaguardia, mucho tener el balón en ninguna parte, pero de acercamientos al área local, nada de nada. Además, era incomprensible que un equipo como el San Roque, sobrado de clase, no diera tres pases seguidos asomando zona de tres cuartos. Todo eso hacía que el Lorca sobreviviera del gol, sin nada del otro jueves, sin fútbol ni riesgos.

Justo así hasta que un balón largo de Germán, de esos que distingue al central lepero, encontró en la lejanía a Gabri, lo poco salvable de la primera parte, y el reverso y posterior remate del catalán acabó en la red del lorca. Fue un homenaje a la estética por el nacimiento y la ejecución. Pase largo, control y reverso, y gol. Minuto cuarenta de la primera parte.

Con el disgusto metido en el cuerpo del San Roque por el nulo fútbol expresado, Lobera tomó partido en vestuarios y el cuadro aurinegro salió de otra forma en la reanudación, como más metido, más concienciado de lo que se jugaba. Y de esta manera, tomó el mando, el Lorca dio un paso atrás, muerto de miedo en el campo y con el paso de los minutos el equipo de Lobera se adueñó del escenario. El problema era la frescura, el último pase, justo donde antes destacaba el equipo aurinegro, en esta ocasión, en el mejor escenario posible porque el césped era una alfombra, no encontró nunca la conexión de los violinistas. Ni Alfaro ni Julio de Dios se notaban. Es más, hubo veces en las que entorpecieron el juego porque al ralentí no se puede jugar un partido que deseas y necesitas ganar para dar el golpe de mano.
Viendo el panorama de espesura, Lobera optó por jugarse todo a una carta. Metió en el partido a Óscar, retiró a Alfaro y el tridente era una realidad con el propio Óscar, con Fernando y Gabri. La apuesta era valiente, pero al mismo tiempo descubría los costados porque con Cheli fuera, el San Roque se quedaba sin bandas claras. Y eso, teniendo en cuenta las urgencias del Loraca, era un riesgo que sumió encantado el técnico del San Roque, pero no su equipo, que siguió al tran-tran con tan sólo un par de acercamientos de peligro como por ejemplo un remate en plancha de Gabri que sujetó bien Goyo, ya avanzada la segunda parte.
Así las cosas, no era cuestión de perder lo que estaba ganado y en los instantes finales, a ambos se les descubrió el guión que demandaba la cita:precaución máxima para no perder el punto. Eso sí, el San Roque, aunque cuidó su espalda, no renunció nunca a poder ganar el partido. El problema estuvo en que la interpretación de los jugadores no se correspondió con el mensaje de Lobera.

Es posible que el cansancio acumulado pese en campos así, enormes por todas partes. Y ya saben que a los equipos técnicos y acostumbrados a jugar a mil por hora, cuando no encuentran la frescura, sufren. El gol tan tempranero del Lorca condicionó el desarrollo. Esta vez no pasó como en Écija. Pero el partido amenazó con ser un clon. Esta vez el punto voló a Lepe. No era la primera intención, pero teniendo en cuenta las circunstacias, sumar 40 puntos a estas alturas es para sembrar de satisfacción el resumen. El San Roque sigue tercero, y tendrá que espera a otra ocasión para romper la maldición de Murcia. Falló la interpretación. Y valió el gol de Gabri. El mejor de largo en un partido que dejó decepciones porque el San Roque, en escenarios así, suele lucirse y dar lecciones de fútbol.

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