El conformismo es un síntoma evidente de que algo te salvó la vida, probablemente un recurso, un golpe a balón parado porque de otra manera era imposible. Esa era la sensación general tras el empate a uno del San Roque en el estadio de los Juegos Mediterráneos ante el Almería B. Nunca fue el San Roque de Lobera un equipo conformista con lo que le rodeaba. Pero para llegar a ese extremo, hay que tener en cuenta el estiramiento de la plantilla, las bajas, el cansancio, que los lobos aprietan y que estamos a cinco jornadas para el final y todo cuenta, incluso el guiño de un ojo o cómo subirse las medias.
El San Roque compareció en Almería con las bajas de Pereira, Zou y Alfaro y la suplencia de Pau y eso es excesivo para el cuerpo, para los cuerpos del San Roque, ya que piden a gritos algo más que pan yn lechuga, y no malinterpreten, que luego hay lío.
Lobera sorprendió con la inclusión de Dani Salas en el once titular, con Germán en el centro del campo y con el portugués Marques en el banquillo. La impresión es que Germán estuvo fuera de lugar, que Salas parecía otra cosa y que muy mal tiene que estar el portugués para que no fuese titular con lo que había. Lo de Óscar ya no sorprende tanto, aunque en su descargo decir que por la derecha se lastra él solo y de paso al equipo.
El caso es que pasados unos minutos, el partido dijo dos cosas fundamentales: que se iba a jugar al paso y que ese ritmo no beneficiaba al San Roque en absoluto. Daba la sensación que el conjunto de Lobera manejaba el escenario, controlando, más bien. Pero lo real fue que el Alamería fue el que marcó y gozó de dos ocasiones más para haber puesto el panorama en la oscuridad. No fue así y, tras la charla del descanso, el San Roque fue otro. Al menos salió en el atrevimiento, lo que le dio para empatar a la salida de un córner por medio de Germán, que rescató un punto y celebró así su cumpleaños.
Son tres jornadas sin vencer, un punto de nueve, lo que le resta opciones al San Roque y resucita muertos que parecían enterrados, casos de Ceuta, Roquetas, Melilla y Cádiz. Lo fácil ahora sería disparar. Pero no cuela. La temporada sigue siendo fantástica y las posibilidades siguen siendo las mismas. El reto debe ser fundir al Yeclano el sábado en el Municipal. Verán como se ve la vida de otro color.
