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El San Roque viaja a Almería

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Afligirse ahora sería pisotear lo extraordinario. Ya lo dijo Lobera: pase lo que pase la temporada habrá sido excepcional. Palabra de Dios. Y así el asunto, a pesar de las dos derrotas de forma consecutiva, a pesar de las bajas, el San Roque debe seguir afrontando la vida con optimismo. Sigue tercero a seis jornadas para el final y, por tanto, el panorama no ha cambiado. Aprietan los rivales, es cierto. Pero la dependencia no existe porque todos, de momento, bailan la música que elija el conjunto aurinegro.

Así las cosas y al sol del Mediterráneo en el estadio que lleva el mismo nombre, el San Roque de Lepe defiende estilo, prestigio y posibilidades, que son infinitas teniendo en cuenta el factor que dice que todos los de arriba tendrán enfrentamientos directos hasta el final. Expuesto lo intangible, moral y otras cuestiones, vayamos con el rival, que se la juega y que apretará hasta ver la cara del San Roque morada. En la descarga del conjunto aurinegro, decir que todas las batallas que restan serán iguales, tirando al belicismo porque una categoría o un ascenso vale por todo el oro del mundo.

El Almería B viene de empatar en Ceuta y eso le mantiene fuera de los puestos de descenso pero en el filo, lo que quiere decir que no se andará por las ramas ni recitará poemas de amor durante los noventa minutos. Ellos corren como demonios porque la juventud es así y así tendrá que interpretarlo el San Roque. Ahora bien, el equipo de Lobera es técnica pura. Y por ahí puede desnivelar la balanza.

Lobera no podrá contar con Alfaro ni Pereira, por lo que Ekedo tendrá la oportunidad mil en lo que va de temporada para demostrar el jugador que lleva dentro. Si sale del afligimiento que aparenta, suyo será el Mediterráneo y el horizonte. Vuelven Vidal, Gabri y Pau Torres, por lo que la alineación se llena de pesos pesados y de carácter. Del guante de seda diremos que su mejor partido de la temporada está por llegar.

Almería cita la angustia local y la esperanza visitante. Lo del Viso del Alcor fue un gatillazo en toda regla ante un Alcalá que se encontró el partido y la victoria envueltos en papel de seda. Si algo tiene el San Roque al margen de apasionarle los retos imposibles, es que siempre aprende de una semana para otra. Ahí estará la clave, en haber aprendido la lección.

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