Más sufrimiento, imposible. El San de Lepe solventó la final ante el Yeclano con un gol en el 89 de Fernando después de bailarse un partido de corazón nada de cabeza y falto de chispa por todas partes. De hecho, tuvo ocasiones para haber desnivelado la balanza mucho antes. Pero el desgaste de la Liga a una plantilla tan corta está haciendo estragos en el conjunto de Lobera, que se pone morado en cuanto corre cinco minutos, prueba evidente de la falta de gasolina. En todo caso, el técnico fue muy crítico con su equipo y consigo mismo. Hizo la rueda de prensa más dura desde que está al frente del banquillo aurinegro.
El choque arrancó con un San Roque montado en el cohete, buscando, quizás estratégicamente, marcar cuanto antes para tomar ventaja psicológica ante su rival como consecuencia de las debilidades físicas. Lo intentó de todas las formas posibles, pero a empujones, algo que ni le va ni se esperaba. Posiblemente influyera el estreno del nuevo campo, con 3.000 aficionados en la gradas. El caso es que las ocasiones se fueron al limbo y el paso de los minutos sólo añadió angustia al caminar, así fue la primera parte y peor aún la segunda, en la que el San Roque fue un alma en pena lastrado, además, por la justa expulsión de Pereira, que sacó brazo, impactó en un rival y el colegiado le mandó a enfriarse a la ducha.
Justo en el tramo final, fue cuando aparecieron las ocasiones, para Fernando y Óscar, principalmente, hasta que el 89 de juego, Fernando acertó a rematar una jugada confusa en la que el Yechano reclamó falta a su portero. Estaba el panorama como para que el colegiado, por cierto, muy mal, pistolero en un partido de cuenta blanco, anulase el tanto. Se cayó el Ciudad de Lepe y el San Roque logró el objetivo. Apuntar que será así hasta el final porque no sobra nada y la chispa no comparece. Ya pasó en Almería, aunque algunos quisieran ver otra cosa. Nada que reprochar al equipo. Sólo agradecimiento por el esfuerzo sobrehumano que está realizando.
