En la iglesia del Carmen no cabía un solo alfiler. Muchos fieles se quedaron sin asiento y sin sitio en el interior y tuvieron que conformarse con seguir el acto desde fuera. Un año más, la bajada del Cristo de la Sangre, ante la atenta mirada de la Virgen de la Soledad, demostró tener un extraordinario poder de convocatoria. En esta ocasión, la bajada del Señor de Gibraleón ha estado dedicada al Grupo Joven de la Hermandad, que preside Daniel Pérez.
Para el presidente de la Hermandad, Francisco García Barbosa, todo ha salido a la perfección.
Y entre los testigos de este emotivo acto, la camarista de la Virgen, Francisca Muñoz, quien lleva 55 años en este cometido.
También se encontraba pendiente de que todo saliese según lo esperado el capataz de la Hermandad, Juan Arenas, quien cumplirá en esta Semana Santa diez años dirigiendo la procesión del Cristo de la Sangre por las calles olontenses.
El Jueves Santo es el día más multitudinario de la Semana Santa de Gibraleón. Las calles se quedarán pequeñas al paso de ambas imágenes, a cuyo paso le serán cantadas saetas en forma de plegarias.
Gibraleón vibró con la bajada del Cristo de la Sangre
