El Club Deportivo San Roque debe afrontar a partir de la próxima semana un asunto que ha dejado de la mano en los últimos meses. De lo contrario, correrá peligro el proyecto de la próxima temporada. Los jugadores, así como otros empleados de la entidad, sopesan denunciar a la entidad por los impagos. Las decisiones son particulares y no vinculantes, pero el malestar en el seno de la plantilla y del cuerpo técnico es notable a día de hoy.
El San Roque debe a sus empleados las nóminas de marzo y abril y presumiblemente acumularán como pendiente la de mayo a tenor de la falta de noticias. El vestuario decidió esperar al final de la competición para tomar decisiones y la Liga en el grupo cuarto de la Segunda División B finaliza este domingo.
El enfado de los jugadores con propietarios y dirigentes es mayúsculo porque el pasado enero les prometieron que las salidas de los Berrocal, Jesús Rubio, Aranda, Ekedo… significaría el fin de la demora en los pagos mensuales. Lejos de ser así, se ha generado un nuevo periodo amplio de impagos, como a finales de 2011.
Los aurinegros, además, están muy molestos con la actitud del consejero delegado y hombre fuerte de los inversores ingleses, Juan Adolfo Arangüete, por la falta de comunicación. Jugadores y técnicos exculpan al director deportivo, Alejandro Ceballos, otra víctima de la gestión inconsistente y opaca en la entidad lepera.
Arangüete anunció hace un mes que solo estaba seguro de que el San Roque jugaría la próxima temporada en Segunda B. De producirse un elenco de denuncias, sin embargo, la participación del conjunto lepero en esta Liga dependería de la solvencia de los dirigentes a la hora de satisfacer la deuda acumulada con la plantilla.
Por otra parte y según ha podido saber Canal Costa, el San Roque ha pedido intermediación al alcalde de Lepe, Manuel Andrés González, para aplazar la deuda con la Seguridad Social ante los graves problemas económicos del club.
Los jugadores del San Roque, por otra parte, estaban hoy citados para hacerse la foto oficial de la temporada. Una vez vestidos con la camiseta oficial, el acto quedó suspendido. No había fotógrafo, una prueba más de la descoordinación en la que vive el club.
