Es el partido de los temores y a las pruebas nos remitimos. A saber. El San Roque siempre se ha sentido incómodo antes rivales de este perfil y ha sufrido lo que no está escrito ante equipos de la parte baja de la tabla. Como saben, el Alcalá ocupa puestos de descenso y tiene media vida en Tercera. La otra media la va a defender con el alma en las ocho jornadas que restan. Y su entrenador, haciendo de pitoniso, ya ha advertido que ganarán al Lepe. Es posible que la interpretación del nombre equivoque. No se ha referido al San Roque.
El caso es que el conjunto de Lobera viene de pintarle la cara a los enemigos más directos y eso le puede confundir. Aunque a estas alturas, trigésimo primera jornada de Liga, es posible que las sorpresas ya no existan y que el San Roque se haya percatado de que la inocencia no sirve, que a los enemigos hay que pintarlos como lobos hambrientos se llamen como se llamen.
Lobera tendrá las bajas de Ekedo, por sanción y por encontrarse con Guinea, y de Zou, concentrado también con Marruecos. Así las cosas, el entrenador no tendrá que dejar a ninguno fuera de la lista, tiene lo justo y con eso tendrá que tirar en Alcalá.
Más allá del partió, está en juego la ilusión de cientos de aficionados que dan por hecho que su equipo jugará por el ascenso a Segunda. De momento la plantilla mantiene la calma y se aísla de la euforia. La procesión va por dentro, dicen. Y partiendo del convencimiento y que la mentalización sea la adecuada, se espera que el San Roque imponga su estilo y si lo consigue, entonces no habrá temores que valgan. Ganar en Alcalá es postularse para el presente y también para el futuro. Ya que al fin de semana siguiente comparece el Murcia.
