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Guardia Civil trata de ‘resucitar’ un móvil que la yihadista de Huelva tiró al váter

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La Guardia Civil recuperó un teléfono móvil del que intentó desprenderse la joven onubense María de Los Ángeles Cala Márquez en el mismo aeropuerto de Madrid-Barajas antes de ser detenida cuando trataba de coger un avión a Turquía. La presunta yihadista lo tiró primero a un váter y después a una papelera, pero los agentes de Información del Instituto Armado que ya le seguían la pista pudieron detectarlo. Ahora tratan de ‘resucitarlo’ ya que resultó dañado al haber sido sumergido en agua. El análisis de ese aparato puede ser clave para la investigación de este y otros casos de captación.

Según informan fuentes de la lucha antiterrorista, la mujer de 22 años portaba dos teléfonos y el que tiró al inodoro sería el más antiguo de los dos. Los investigadores no dudan de que la joven había sido asesorada sobre las medidas de seguridad que debía de adoptar antes de emprender su viaje y esa era una de ellas. Al hacer desaparecer el teléfono hacía desaparecer con él muchos elementos de prueba como por ejemplo conversaciones que le puedan comprometer a ella y a sus contactos. También puede aportar información sobre las aplicaciones móviles que usan para comunicarse. Todo eso van intentar esclarecer los expertos de la Guardia Civil.

Desde el momento en el que la joven abandonó su Almonte natal con destino al aeropuerto de Madrid, los agentes de Información establecieron un cerco de vigilancia sobre ella. Así vieron como Mari Ángeles Cala paró a mitad de camino para cambiarse de ropa y vestirse de acuerdo con su creencia religiosa, incluyendo un velo con el que se cubrió la cabeza. No era habitual que la mujer se dejase ver así en su pueblo, donde trabajó junto a su madre en un hotel en Matalascañas. Tras su arresto, la reacción general de sus vecinos fue de sorpresa, la describen como una chica normal y trabajadora.

Pocos en ese municipio de gran fervor católico que alberga la ermita de El Rocío sabían de la rápida conversión al Islam que experimentó María Cala. Y en concreto a la vertiente más radical. Sólo gente de su entorno más cercano fueron conscientes de la evolución de la joven. En un año aproximadamente pasó de ser una chica normal de estética ‘gótica’ a querer integrarse en las filas del Estado Islámico o incluso llegar a justificar la violencia yihadista en occidente.

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