La Hermandad del Rocío de Gibraleón organizó el pasado sábado la II Zambombá Rociera, celebrada en el Convento del Vado de la localidad.
Se trata de una iniciativa cuyos beneficios van destinados íntegramente a fines solidarios. Aunque la entrada al evento fue gratuita, la Hermandad dio la oportunidad a los asistentes de hacer entrega de un kilo de alimentos, que fueron depositados en un carro rociero, a la entrada del convento. Además, la recaudación obtenida de lo vendido en la barra, también ha sido destinado a fines benéficos.
Por las inclemencias del tiempo, las actuaciones se celebraron dentro del Convento del Vado, lo que no restó ni un ápice de encanto a la cita rociera.
El grupo joven de la Hermandad del Rocío de Gibraleón, abrió el turno de actuaciones, con dos villancicos. Le siguieron las actuaciones de varios coros rocieros, entre ellos los de la Hermandad de Emigrantes, la Hermandad de Huelva o el Coro Rociero de la Guardia Civil, entre otros. Para finalizar, el Coro de la Hermandad anfitriona, la de Gibraleón, cerró el acto con una salve rociera.
Además, la hermana mayor de la Hermandad del Rocío de Gibraleón, María Jesús Prieto, recordó que en la ermita de la hermandad se puede visitar un Belén, que fue inaugurado hace una semana.
A la II Zambombá, acudió en representación del ayuntamiento, la concejal de cultura, Lourdes Bravo, que aseguró que la localidad olontense es de naturaleza rociera y, por ese motivo, sus vecinos se vuelcan en cada iniciativa de la hermandad.
La fiesta de la Zambombá se alargó hasta bien entrada la noche, en lo que fue, en definitiva, un día de convivencia entre los roceiros de Gibraleón.
