El pueblo de Lepe se volcó con su patrona, la Virgen de la Bella, durante la celebración de la Romería en su honor. Cuatro días en los que el fervor y la devoción se hicieron sentir en cada rincón de la ciudad y del recinto romero.
Todo comenzó el viernes, cuando a las ocho de la tarde se abrieron las puertas de la Parroquia Santo Domingo de Guzmán y la madre de los leperos se asomó a su pueblo para recibir sus ofrendas en forma de flores. Cerca de siete horas en las que los ofrendantes a pie, a caballo o en carros mostraron su cariño y en los que destacó la llegada de las Hermandades Filiales de Huelva e Isla Cristina.
Si multitudinaria fue la ofrenda, que cerraba cuando el reloj estaba a punto de marcar las tres de la madrugada, multitudinario fue también el Camino de Ida hacia El Terrón y el Recinto Romero. Una vez en las puertas de su ermita, y antes de la entrada triunfal, se llevó a cabo la tradicional Puja del Pendón, que remató Álvaro Santana en 42.000 euros.
La convivencia durante el fin de semana dejó momentos para la historia con romeros que volvían a celebrar con ganas una de las fiestas grandes del municipio. En cada caseta, casa o chozo, el ambiente festivo fue palpable durante todas las jornadas.
La Misa de Romeros, uno de los cultos centrales de la Romería, se volvió a llevar a cabo bajo un sol que estuvo presente durante todo el fin de semana.
El broche a la celebración lo puso este lunes la procesión de la Virgen de la Bella por el Recinto Romero y el Camino de Vuelta hacia Lepe entre piropos, vivas y sevillanas hasta que, a las doce y cuarto de la noche, Lepe volvió a quedar en silencio tras una de las romerías más multitudinarias de cuantas se recuerdan.